jueves, 28 de febrero de 2013

Circular del Padre Francisco Verar ante la eminente elección del nuevo Papa

Papa Benedicto XVI
Apreciados hermanos y hermanas devotos de la Virgen María Reina de la Paz.

Me es grato saludarles en este tiempo especial de conversión, al momento de implorar copiosas bendiciones sobre vuestro apostolado mariano. En sus dos últimos mensajes la Santísima Virgen María ha dicho: “También hoy los invito a la oración” y, específicamente, al final del mensaje de este mes expresa: “oren, oren, oren hasta que la oración se convierta para ustedes en alegría, así su vida se convertirá en un simple camino hacia Dios”. 

También el Papa Benedicto XVI, el pasado domingo 17 de febrero, mencionó en español a la hora del Ángelus: “Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo Papa, así como por los ejercicios espirituales que empezaré esta tarde junto a los miembros de la Curia romana. Llenos de fe y esperanza, encomendemos a la Iglesia a la maternal protección de María Santísima”. 

Así mismo el Cardenal Tarcisio Bertone envió una carta a los monasterios contemplativos, donde especifica: “La llamada que Su Santidad Benedicto XVI ha dirigido a todos los fieles, de acompañarlo con la oración en el momento de entregar el ministerio petrino en manos del Señor, y esperar confiados al nuevo Pontífice, se hace particularmente apremiante para esos miembros elegidos de la Iglesia que son los contemplativos.”

Por estas razones, urge ahora más que nunca, que hagamos una cadena de oración permanente y de sacrificios, con responsabilidad, por la elección del nuevo Pontífice y por el ministerio de intercesión de Benedicto XVI, y una forma concreta de hacerlo —además de las oraciones personales y familiares— es a través de la organización de grupos familiares de oración, tal y como la Madre lo indicó en el mensaje del 25 de setiembre de 2000: “Queridos hijos! Hoy los invito a abrirse a la oración. Que la oración se convierta en gozo para ustedes. Renueven la oración en sus familias, formen grupos de oración, y así, experimentarán el gozo en oración y comunión. Todos lo que oran y son miembros de grupos de oración, están abiertos a la voluntad de Dios en el corazón y testimonian gozosamente el amor de Dios. Yo estoy con ustedes y los llevo a todos en mi corazón y los bendigo con mi bendición maternal. Gracias por haber respondido a mi llamada!”.

Por tanto, es conveniente, que además del grupo familiar de oración, varias familias se puedan reunir en casa o en la iglesia (si no lo hacen), para rezar juntos el santo rosario y meditar el santo evangelio de los domingos, formando así un grupo de oración. De esta manera responderemos mejor a la llamada de la Madre y del Sumo Pontífice por el momento histórico que vivimos.

Unidos en los Sagrados Corazones de Jesús y de María Reina de la Paz,
P. Francisco Ángel Verar

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