Mi corazón, después de la peregrinación a Medjugorje y de los buenos
resultados de la misma, siente necesidad de plasmar en unas palabras la
intensa experiencia vivida en aquella tierra de bendición.
En
estos días no he visto, con los ojos del cuerpo, ni a la Virgen, ni
ningún milagro, ni he olido a rosas, ni he visto al sol dando vueltas
mientras se aparecía la Virgen…ni nada que, según el criterio de la
razón, pueda catalogarse como de extraordinario, pero a pesar de ello he
vuelto a casa con la convicción de que sin haber “visto” nada, lo he
visto y sentido todo con los ojos del corazón.
Para mí ésa es la palabra clave: el corazón, Medjugorje es una
Escuela de María a través del corazón, o sea, a través del nivel último y
más profundo de nuestro ser, que es poder vivir, sentir, comprender,
dar… desde el amor, desde esa capacidad espiritual que Dios nos ha dado y
que nos permite estar unidos a Él, ser en Él, amar con su corazón,
sentir la felicidad que nos viene de Él, y todo ello a través de la
clara implicación de la Stma. Virgen María con sus apariciones y
mensajes en la parroquia de Medjugorje.
No puedo pensar ni juzgar sobre la veracidad de las apariciones, no
me toca a mí hacerlo ni tengo medios ni capacidad, pero sí puedo
constatar y no dudar de lo que ha captado y vivido mi corazón en estos
días, y ¿qué es lo que ha captado? la presencia de la Stma. Virgen a
través de los corazones que han aceptado y vivido lo que Ella pide. Me
he encontrado con personas que viven con el corazón, rezan con el
corazón, aman con el corazón de María, se toman muy en serio la
responsabilidad de alcanzar la vida eterna, de tener fe en Jesús, de
comprometerse con la Religión Católica, gente con un nivel de
espiritualidad fuerte, intenso, auténtico, no ambiguo, con un claro
desafío a las concepciones y tendencias del mundo, con el auxilio que
comporta hacer una liturgia devota y sentida, gente con coherencia
consigo mismos y en relación a la fe.
He vivido y sentido el valor de la misericordia y el perdón de Dios a
través del ejercicio del sacramento de la Reconciliación, ejercido con
profusión e intensidad a lo largo de todos esos días. He vivido
adoraciones del Stmo. Sacramento y eucaristías íntimas y recogidas, en
un mismo recinto, junto a miles de personas. He rezado Rosarios y Via
Crucis con una devoción que me introducía fácilmente en el misterio que
meditábamos, ayudado por los lugares en donde los rezábamos y por las
personas que me acompañaban. He oído y constatado testimonios sobre
personas santas, como el P.Slavko y personas allegadas a él que siguen
su estela de entrega y santidad. He visto cómo personas que siguen la
invitación de la Virgen a orar, orar, orar y ayunar, consiguen la
conversión del corazón. En conclusión, he visto a la Virgen a través de
los corazones de las personas que la escuchan y siguen.
Gracias, pues, a todos los que han conseguido que esta peregrinación
fuera contundente, intensa, aleccionadora, gracias por sus oraciones, se
han notado y bien, gracias por vuestra amistad, expresada con mil
detalles y delicadezas. También compartir el sentimiento y convicción
que de una manera clara ha ido apareciendo a lo largo de estos días y
que mi corazón entiende que viene de labios de la Stma. Virgen: tengo el
listón espiritual bajo, me estoy quedando muy corto en el camino de la
entrega, de la generosidad en el rezo, de vivir con el corazón, de
abandonar mi vida en las manos de Dios, de vivir con intensidad mi
vocación monástico-sacerdotal…Y NO QUIERO SEGUIR ASÍ!!!! Es una
confesión que les hago para que quede constancia de mi queja y propósito
y para que vuestra amistad la ayude y la recuerde para no perderla de
vista. Voy a seguir subiendo a la cabeza las vivencias de corazón de
estos intensos días, para sacar más y más conclusiones, de momento me
quedo con las que les he expresado.
Gracias a los que han hecho posible esta iluminación.
Padre Joan
Fuente: www.centromedjugorje.org
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