Me han quitado la escayola, y de verdad…. ¡Qué bien se está! La rehabilitación es molesta, pero poco a poco, iré recuperando movilidad, aunque por ahora, siento una bonita paz…
Eso, paz, es lo que cuentan haber conocido a menudo los fieles y
peregrinos que regresan de Medjugorje. Para conocer más de esa ansiada
paz, resulta interesante introducirse en el mensaje de Medjugorje. Allá
vamos:
En principio, hay que saber que el mensaje de Medjugorje es
importante porque en él se encuentran las directrices para alcanzar esa
paz de la que hablan los videntes. Una paz interior, origen de toda paz,
que no se produce ni se alcanza por medios humanos porque viene sólo de
Dios, al cual se llega a través de una forma de vida basada en una
serie de principios, revelados a la Humanidad hace ya dos mil años, y
que cobran actualidad en la vida y el testimonio de estos muchachos.
El principio del mensaje de Medjugorje, transmitido por la Virgen
María, es este: la conversión al Amor. A ese Amor-Dios del que habló en
una carta un tal san Juan, evangelista que conoció en persona a Cristo,
que es la personificación humana del Amor, hecho hombre a través
precisamente de la Virgen María, y así se cierra el círculo de
Medjugorje.
Dice la citada carta: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque
Dios es Amor”. Y continua: “En esto se manifestó entre nosotros el amor
de Dios; en que Dios envió al mundo a su Hijo único [Jesucristo] para
que vivamos por medio de él”.
Cuando uno se adentra en el mensaje de Medjugorje se da cuenta de que
los videntes no paran de hablar de esto, por eso resulta interesante
señalarlo y tomar la referencia.
Así pues, lo que hacen los supuestos videntes de Medjugorje es
transmitir una serie de mensajes en el que el primero y más importante
es la llamada a la conversión a Dios, es decir, al Amor, para lograr que
todos los hombres, por medio de Dios-Amor, nos amemos sin remisión,
siendo iniciadores y portadores de una paz interior que se transmita,
desde nosotros, a todo el mundo, o al menos, hasta donde lleguemos. Al
fin y al cabo, el mandato más importante de Cristo a sus discípulos
tenía mucho que ver con esto: “Amense unos a otros como yo los he
amado”, es decir, acoger el Amor total, convertíos al Amor total.
La Virgen María habla, según multitud de los mensajes transmitidos
por los videntes, de esta necesidad de conversión, entendida como vuelta
del hombre hacia Dios, que es Amor.
Un ejemplo de ellos es el siguiente:
“Gracias por su respuesta a mi llamada. Queridos hijos, empiecen a
convertirse en esta parroquia. De esa manera, todos los que vengan aquí
serán capaces de convertirse. ¡Gracias por haber respondido a mi
llamado!”. (Mensaje dado a la parroquia a través de Marija el 8 de marzo
de 1984).
Esta, la conversión, es la principal llamada que haría la Virgen
María en sus apariciones de Medjugorje, y es ese, la conversión, el más
llamativo y asombroso de los hechos que se desprenden de los viajes que
tanta gente hace a Medjugorje: las conversiones. La decisión de cambiar
de vida para mejor, a pesar de que signifique renunciar a cosas que
hasta ese viaje, habían resultado interesantes, pero que no habían
logrado satisfacer ni la inmensa capacidad ni la inmensa necesidad de
amor que tienen los hombres.
Eso es Medjugorje: una fortísima llamada a la conversión, no tanto de
los no católicos a la Iglesia, sino de los propios católicos, los
cristianos bautizados que en alguna esquina de nuestra vida nos hemos
dejadas olvidadas una serie de cosas muy importantes para vivir en
cristiano en medio del mundo que nos ha tocado, o mejor dicho, en el
tiempo que nos ha dado Dios.
Por ahora, son muchos los testimonios que hablan de conversión, y
ninguno -hasta donde yo sé- que hablen de desconversión. A la Iglesia, a
nuestra Santa Madre y sabia Iglesia, entran muchos fieles por esa
puerta llamada Medjugorje. Entran además pasando por el confesionario y
con un impulso y un testimonio que destroza los prejuicios del mundo por
donde van, que sorprende a sus amigos y conocidos y que descoloca al
más pintado. Gloria a Dios.
Jesús García. Autor del libro “Medjugorje”. (Ed. LibrosLibres)
02/03/2010
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