“Queridos hijos, el amor me trae a ustedes, el amor
que también les deseo enseñar a ustedes – el amor verdadero. El amor
que mi Hijo les ha mostrado, cuando murió en la cruz, desde el amor, por
ustedes. El amor que siempre está dispuesto a perdonar y pedir perdón.
¿Cuán grande es el amor de ustedes? Mi corazón materno está triste
mientras está buscando el amor en sus corazones. No están dispuestos a
someter, desde el amor, vuestra voluntad a la voluntad de Dios. No
pueden ayudarme a que, aquellos que no han conocido el amor de Dios lo
conozcan, porque ustedes no tienen el verdadero amor. Conságrenme sus
corazones y yo los guiaré. Les enseñaré a perdonar, a amar al enemigo y a
vivir según mi Hijo. No tengan miedo por ustedes mismos. Mi Hijo no
olvida, en las desgracias, a aquellos que aman. Yo estaré con ustedes.
Oraré al Padre Celestial que los ilumine con la luz de la eterna verdad y
del amor. Oren por sus pastores, para que, a través de vuestro ayuno y
oración, puedan guiarlos en el amor. ¡Les agradezco!”
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