miércoles, 16 de noviembre de 2011

MONS. HNILICA HABLA SOBRE MEDJUGORJE

Obispo Hnilica, Ud. pasó mucho tiempo cerca del Papa Juan Pablo II y pudo compartir con él momentos muy personales. ¿Tuvo ocasión de hablar con el Papa sobre los acontecimientos de Medjugorje?

Cuando en 1984 visité al Papa en Castel Gandolfo y almorcé con él, le conté acerca de la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María que había podido cumplir el 25 de marzo de aquel mismo año, en manera totalmente inesperada, en la Catedral de la Asunción en el Kremlin de Moscú, así como la Virgen lo había pedido en Fátima. Él quedó muy conmovido y dijo: “La Virgen te ha guiado hacia allí con su mano” y yo respondí: “No, Santo Padre, me ha llevado en brazos!”.  


Luego me preguntó qué pensaba de Medjugorje y si yo había estado allí. Respondí: “No. El Vaticano no me lo ha prohibido pero me lo ha desaconsejado”. Entonces, el Papa me miró con mirada resuelta y dijo: “Ve de incógnito a Medjugorje, así como fuiste a Moscú. ¿Quién te lo puede prohibir?”. De este modo el Papa, sin darme un permiso oficial, había encontrado una solución. Luego, se dirigió a su estudio y tomó un libro sobre Medjugorje, escrito por René Laurentin. Comenzó a leerme alguna página y me hizo notar que los mensajes de Medjugorje están relacionados con los de Fátima: “Ves, Medjugorje es la continuación del mensaje de Fátima”. Fui tres o cuatro veces de incógnito a Medjugorje, pero el entonces Obispo de Mostar-Duvno Pavao Zanic me escribió una carta en la que me intimaba a no ir más a Medjugorje, en caso contrario le escribiría al Papa. Evidentemente, alguien le había informado de mis estadías, pero por cierto no tenía yo miedo del Santo Padre.

¿Tuvo después alguna otra posibilidad de hablar de Medjugorje con el Papa?



     Sí, la segunda vez que hablamos de Medjugorje –lo recuerdo bien- fue el 1 de agosto de 1988. Una comisión médica de Milán, que por entonces había examinado a los videntes, visitó al Papa en Castel Gandolfo. Uno de los médicos hizo notar que el Obispo de la diócesis de Mostar creaba dificultades. Entonces el Papa dijo: “Dado que es el obispo de la región, debéis escucharlo” y luego, volviéndose serio, agregó: “Pero, deberá rendir cuenta ante la ley de Dios de haber administrado el asunto justamente.” El Papa permaneció un momento pensativo y después dijo: “Hoy el mundo está perdiendo el sentido de lo sobrenatural, es decir, el sentido de Dios. Pero muchos reencuentran este significado en Medjugorje por medio de la oración, el ayuno y los sacramentos”. Fue el testimonio más bello y explícito sobre Medjugorje. Me impactó porque la comisión que había examinado a los videntes (se refiere a la declaración de Zadar) declaró entonces: Non constat sobrenaturalitate. Por lo contrario, el Papa había comprendido desde hacía tiempo que en Medjugorje ocurría algo sobrenatural. De los más variados relatos sobre los  acontecimientos de Medjugorje, el Papa se había podido convencer que en aquel lugar se encuentra a Dios.

¿No puede haber ocurrido que mucho de lo que ocurre en Medjugorje haya sido inventado y que antes o después se verá que el mundo cayó en un gran fraude?

     Hace algunos años. en Marienfried, hubo un gran encuentro de jóvenes al que también fui invitado. Entonces un periodista me preguntó: “Señor Obispo, ¿no piensa que todo lo que ocurre en Medjugorje tenga como origen al diablo?”. Le respondí: “Soy jesuita. San Ignacio nos enseñó que hay que discernir los espíritus y que cada evento puede tener tres causas o razones: humana, divina o diabólica”. Al fin tuvo que admitir que todo lo que ocurre en Medjugorje no es explicable desde el punto de vista humano, o sea que jóvenes totalmente normales atraigan a ese lugar millares de personas que llegan cada año para reconciliarse con Dios. Mientras tanto, a Medjugorje se lo llama el confesonario del mundo. Ni en Lourdes ni en Fátima se verifica el fenómeno de tantísimas personas que se confiesan. ¿Qué ocurre en un confesonario? El sacerdote libera a los pecadores del demonio. Le respondí al periodista: “Ciertamente, el demonio ha logrado hacer muchas cosas, pero hay algo que seguramente no puede hacer. ¿Puede el demonio mandar a las personas a confesarse para liberarse de sí mismo?”. Entonces el periodista se puso a reír y comprendió qué quería decir. La única razón que queda, por tanto, es ¡Dios! Después le referí al Santo Padre también esta conversación.

¿Cómo podría resumir en un par de frases el mensaje de Medjugorje? ¿Qué distingue estos mensajes de los de Lourdes o de Fátima?

     En todos estos tres lugares de peregrinación la Virgen invita a la penitencia, al arrepentimiento y a la oración. En esto, los mensajes de los tres lugares de apariciones se asemejan. La diferencia está en que los mensajes de Medjugorje duran desde hace 24 años. Esta continuidad intensa de apariciones sobrenaturales no ha disminuido en los últimos años. Tanto es así que siempre más intelectuales se convierten en este lugar.

Para algunas personas los mensajes de Medjugorje no son dignos de fe porque luego estalló la guerra. Por lo tanto, no sería lugar de paz sino de conflictos.

     Cuando en 1991 (exactamente 10 años después del primer mensaje: “¡Paz, paz y sólo paz!”) estalla la guerra en Bosnia-Hergezovina, yo me encuentro almorzando con el Papa y él me pregunta: “¿Cómo se explican las apariciones de Medjugorje si ahora en Bosnia está la guerra?”. La guerra fue verdaderamente algo terrible.
     Le respondí al Papa: “Y sin embargo ahora está ocurriendo lo mismo que aconteció en Fátima. Si entonces hubiésemos consagrado Rusia al Corazón Inmaculado de María se podría haber evitado la Segunda Guerra Mundial y también la difusión del comunismo y del ateísmo. Justo después que Ud., Santo Padre, llevó a cabo esta consagración en 1984, en Rusia hubieron grandes cambios a través de los cuales comenzó la caída del comunismo.      También en Medjugorje, al inicio, la Virgen advirtió que habrían de estallar guerras si no nos convertíamos, pero nadie tomó seriamente estos mensajes. Esto significa que si los obispos de la ex-Yugoslavia hubieran tomado seriamente los mensajes –naturalmente aún no puede la Iglesia conceder un reconocimiento definitivo, ya que las apariciones están en curso- quizás no se habría llegado a este punto”. El Papa me dijo: “Entonces el Obispo Hnilica está convencido de que mi consagración al Corazón Inmaculado de María haya sido válida”, y yo respondí: “Ciertamente que fue válida, el punto es sólo cuántos obispos han cumplido esta consagración en comunión (en unión) con el Papa”.

Volvamos nuevamente al Papa Juan Pablo y a su especial misión...

     Sí. Hace algunos años, cuando el Papa estuvo mal de salud y comenzaba a caminar con el bastón, le volví a contar lo de Rusia durante un almuerzo. Luego, se apoyó en mi brazo para que lo acompañase al ascensor. Ya temblaba mucho y repitió durante cinco veces, con voz solemne, las palabras de la Virgen de Fátima: “Finalmente mi Corazón Inmaculado triunfará”. El Papa sentía verdaderamente tener esa gran misión por Rusia. También entonces subrayó que Medjugorje no es otra cosa que la continuación de Fátima y que debemos redescubrir el significado de Fátima. La Virgen nos quiere educar en la oración, la penitencia y en una mayor fe. Es comprensible que una madre se preocupe de sus hijos que están en peligro y así hace la Virgen en Medjugorje. Le expliqué también al Papa que el mayor movimiento mariano parte hoy de Medjugorje. En todas partes hay grupos de oración que se reúnen en el espíritu de Medjugorje. Y él lo confirmó.

Algunos se maravillan de que ninguno de los videntes de Medjugorje, una vez crecidos, haya entrado en el convento o se haya hecho sacerdote. Este hecho ¿puede ser interpretado como un signo de nuestro tiempo?

     Sí, lo veo en modo positivo, porque podemos ver que estas personas que la Virgen ha elegido son simples instrumentos de Dios. No son ellos los autores que han elucubrado todo sino que son colaboradores de un más vasto proyecto divino. Solos no tendrían la fuerza. Hoy es particularmente necesario que la vida de los laicos se renueve. Hay, por ejemplo, también familias que viven esta consagración a la Virgen, no sólo monjas o sacerdotes. Dios nos deja la libertad. Hoy debemos dar un testimonio al mundo: quizás en el pasado tales testimonios límpidos se encontraban mayormente en los conventos, pero hoy necesitamos estos signos también en el mundo. Ahora bien, es sobre todo la familia la que debe renovarse porque la familia hoy se encuentra en una crisis profunda. No podemos conocer todos los planes de Dios pero, seguramente, debemos hoy santificar la familia. ¿Por qué hay menos vocaciones? Porque hay menos familias santas. También el matrimonio es una gran vocación.

¿Qué piensan hoy de Medjugorje sus colegas obispos?

     Marija Pavlovic-Lunetti, una de las videntes que aún recibe mensajes de la Virgen, una vez lloró delante mío porque había sabido que algunos obispos ponían en duda la autenticidad de los mensajes. El entonces Obispo de Mostar, Pavao Zanic, hasta había llegado a definirla como una mentirosa. Mi respuesta al Obispo de Mostar fue: “Usted se equivoca. Piense sólo en cómo se comportan normalmente los chicos en una gran familia. Si les es confiado un secreto especial, el día siguiente ya pelean y le cuentan el secreto a los otros. Si yo fuese la Virgen habría elegido un chico solo y no seis, porque me habría parecido demasiado arriesgado. Pero estos chicos fueron durante muchos años torturados (mentalmente quiere decir) por la policía y sin embargo no revelaron nada”.  Indudablemente, quizás estos mensajes no son tan profundos y misteriosos como los de Fátima, pero aquí se trata de una trasposición de los mensajes de Fátima, como lo ha entendido también el Papa. No bastan sólo grandes mensajes, que luego no pueden ser divulgados. A través de Medjugorje son divulgadas la oración continua y también la penitencia. Maravilla que en Medjugorje la gente ayune a pan y agua, aún dos veces a la semana, se consagre al Corazón de la Virgen y la veneren.

     En los años 80, una vez vinieron a mí seis obispos brasileros porque habían escuchado decir que yo me interesaba por Medjugorje. Me pidieron si podía lograr que pudiesen concelebrar una Santa Misa con el Papa. Luego querían ir a Medjugorje. El Papa accedió recibirlos pero su secretario, Mons. Stanislaw Dziwicz, dijo inmediatamente: “Os ruego no digáis que el Papa os ha recibido en una Misa privada porque vais a Medjugorje, sino que os ha invitado porque habéis venido del lejano Brasil”. Esto significa que naturalmente el Papa nunca ha reconocido explícitamente y oficialmente Medjugorje, porque no quiere anticipar al obispo de la diócesis de Mostar. El mismo Papa habría ido gustosamente a Medjugorje, pero para eso el Obispo de Mostar debería haber dado una clara señal.

     Cuando hace dos años el Papa fue a Croacia y hubo en Zagreb, en ocasión de la beatificación del Cardenal Stepinac, un encuentro de unos 50 obispos y del cual participé también yo. Entonces saludé los obispos que ya conocía. Luego, uno de ellos me dijo con cordialidad: “Soy el nuevo Nuncio Apostólico en Zagreb, y Ud. vendría a ser entonces ¡el Legado Apostólico de Medjugorje!”. Lo dijo no en tono despreciativo sino de amistad.       Aunque el Cardenal Kuharic, de Zagreb, nunca se pronunció públicamente sobre Medjugorje, me dijo sin embargo: “Allí ocurren cosas muy interesantes”. En 1994, 10 años después de la solemne consagración del mundo al Corazón de María, el Papa invitó a rezar especialmente por Bosnia, donde aún estaba la guerra. Fue entonces que fui a Medjugorje donde encontré al Obispo de Mostar. Él me preguntó porqué había ido a lo que respondí: “El Papa nos ha exhortado a rezar por la paz en Yugoslavia, en los santuarios marianos. Por ello hemos venido a un lugar de peregrinación que se encuentra próximo a estos acontecimientos”. El obispo me corrigió diciendo que no era un lugar de peregrinación sino sólo un lugar de oración. Entonces le pregunté cuál era la diferencia y le dije también que debíamos reconocer que la ayuda mayor que llegaba a Croacia y a Bosnia durante la guerra venía de los grupos de oración de Medjugorje. Aún así, el obispo quiso minimizar estos hechos. El Obispo de Split, en cambio, tuvo siempre una actitud muy positiva respecto de Medjugorje y es interesante constatar que su ciudad fue preservada de la guerra.
     En aquel tiempo el Papa me preguntó si era cierto que en Medjugorje y en Split no pasó nada durante la guerra. Sí, le respondí.

¿Ha cambiado la posición oficial de la Iglesia con respecto a Medjugorje en los últimos años?

     Sólo en los últimos 10 años, millones de personas han peregrinado a Medjugorje. Si la Iglesia creyese verdaderamente que en este lugar se divulga algo contrario a la fe o a la moral, entonces se habría visto obligada a tomar medidas contra Medjugorje. Habría hecho de todo para proteger a los hombres de este fenómeno. El hecho de que calla es un buen signo, un reconocimiento de Medjugorje. Basta deshojar el registro parroquial para ver cuántos sacerdotes celebran cada año la Santa Misa en Medjugorje. No vendrían si hubieran descubierto algo que pusiese en duda la veracidad de los mensajes. De los frutos se reconocerá si aquí ha crecido un árbol bueno o un árbol malo.

¿Cuál ha sido su experiencia espiritual personal en Medjugorje?

     Tuve la fortuna de poder encontrar personalmente a los videntes y así poder hacerme una idea clara sobre ellos. Llegué a ganarme la confianza de ellos y tuve la sensación de ser personalmente introducido a los misterios de Medjugorje, así como había ocurrido antes con Fátima y con Lourdes, cuando pude encontrar a Sor Lucía y al Obispo de Fátima. Fui feliz y me sentí también privilegiado de poder participar tan de cerca de los eventos de Medjugorje. Aún ahora, cuando a veces hablo con Vicka Ivankovic-Mijatovic o con Marija Pavlovic-Lunetti, me siento cercano a ellos. Por ello, pruebo ante ellos también una cierta responsabilidad, me siento parte de una gran familia.

En uno de los primeros mensajes, según lo que se dice, la Virgen afirmó que éstas serían las últimas apariciones. Muchas personas piensan con esto en el fin del mundo y en el Apocalipsis. ¿Cómo se lo debe interpretar correctamente?

     Sí, lo he escuchado, pero a menudo en las profecías se habla del “último día”. Ya san Pablo hablaba de ello. Nosotros vivimos en el último día, pero los verdaderos profetas nunca han indicado una fecha precisa en la que estas profecías se habrían de verificar.  Jesús mismo dijo que ni siquiera el Hijo del hombre conocía el momento en el que sería el “segundo adviento” y el “juicio final”: sólo el Padre lo sabe. Por ello, se puede decir lo mismo que se decía de Fátima: Medjugorje es la mayor intervención de Dios en la historia de la humanidad.

(A este respecto Mirjana ha aclarado recientemente que la Virgen no dijo que serían las últimas apariciones en absoluto sino que no volvería a aparecer en el futuro como lo ha hecho en estos tiempos. Se entiende con tanta frecuencia y en tantas partes del mundo). 



Traducción de la entrevista realizada en octubre del 2004 por Marie Czernin, de la Revista Pur, al Obispo Pavel Hnilica, un viejo amigo del Papa Juan Pablo II, que vive en Roma desde los tiempos de su fuga de Eslovaquia en los años 50. 
Recomendamos su lectura y rogamos su difusión. Mensajeros de la Reina de la Paz   

No hay comentarios:

Publicar un comentario