martes, 15 de noviembre de 2011

MI VOCACIÓN SACERDOTAL FRUTO DE MEDJUGORJE


Nuestro interlocutor, padre John Tino (diócesis de Brooklyn, Nueva York), era un empleado cuando supo sobre las apariciones de la Reina de la Paz en Medjugorje. 
Después de eso abandonó su trabajo, estudió Teología y se hizo sacerdote. Es sacerdote desde hace ocho años, y desde hace poco es el párroco de una parroquia de Nueva York. 


Sobre sus experiencias, durante su reciente peregrinación, ha hablado en la Radio Mir Medjugorje. 
¿Cómo ha tenido su vocación sacerdotal?  
Fue en 1989. Por entonces trabajaba en Nueva York y estudiaba Administración de Empresas. Un día recé una oración a la Bienaventurada Virgen María para recibir la gracia de Dios y la sanación, que necesitaba. Fue una oración sencilla  dirigida a María. Mientras pronunciaba la oración, sentía algo muy profundamente en mi alma.  Unos meses después, la madre de un amigo mío vino a Nueva York. Hablamos de las apariciones en Medjugorje y de los mensajes de la Reina de la Paz. Un día, me estuvo hablando hasta muy tarde, por la noche, sobre los mensajes de Medjugorje, sobre el rosario, la Misa y la confesión mensual, sobre el ayuno a base de pan y agua dos veces a la semana, sobre la lectura de la Sagrada Escritura… ¡Al día siguiente empecé a rezar el rosario! Empecé a vivir los mensajes, a leer sobre ellos, especialmente el libro de fray Slavko Barbaric “Orad con el corazón”, pero otros libros también. Y empecé a practicar mi fe, lo que antes no hacía.  
Unos meses después estuve en Florencia, Italia, y me consagré a la Bienaventurada Virgen 
María. Allí encontré a la vidente Vicka, cuyo testimonio me conmovió profundamente. Permanecí unas semanas mas en Italia y en esa época fue cuando empecé a sentir la llamada al sacerdocio. Antes había pensado trabajar como laico en la Iglesia o ser franciscano. Pero, por recomendación de un sacerdote, fui a estudiar a Roma, lo que fue una gran sorpresa para mi familia –pasar del mundo de los negocios al mundo del sacerdocio. Para mi familia no fue fácil aceptarlo. 
He perseverado en la vivencia de los mensajes, que continuamente invitan a la conversión, la oración, la penitencia y a la vida según los sacramentos, especialmente a la vida con la Adoración Eucarística. Vivir los mensajes significa realmente agarrarse a la Biblia. 

Al acabar el segundo curso de teología en Roma, volví  a Nueva York y allí hice el máster en Teología. En 1996 entré en el seminario en Nueva York, pero antes vine a Medjugorje, lo que fue mi primera visita a este lugar. Medjugorje vino antes a mí a Nueva York para que me 
convirtiera y tuviera la llamada al sacerdocio, que yo a Medjugorje. Visité Medjugorje cuatro 
veces más, ya como sacerdote.  

¿Cómo se siente en Medjugorje?  
Siento la presencia de la Virgen, y esa es la presencia de Dios. En su Corazón Inmaculado habita Dios Todopoderoso, habita el Espíritu Santo, así que cada vez que vengo aquí me siento renovado. Me siento profundamente renovado en mi fe, de tal manera que puedo seguir viviendo mi fe y servirles a los hombres. Especialmente me siento renovado con la oración y con la posibilidad de confesar aquí en Medjugorje,  donde siento la fe de la gente y esa fe fortalece la mía.  

El difunto papa Juan Pablo II ha llamado a estos tiempos nuestros “los tiempos marianos”. La Congregación para el Clero, con ocasión del Año Sacerdotal, cita las palabras del papa Pablo VI: “Toda vocación viene de Dios, pero pasa por el corazón de la Madre”. La Virgen, según el testimonio de los videntes, les llama siempre “Queridos hijos”. 



¿Cómo vive Usted la cercanía de la Virgen y su presencia en su vida?

La Madre, que me ha traído a su Hijo, lo sigue haciendo. Es decir, en 1991 le rogué a María que me llevara a su Hijo. Y eso es importante en la vida del sacerdote, en mi vida, porque cada día me lleva hacia Cristo.  



¿A qué le recuerda la palabra Madre? ¿Qué significa para usted ese termino? 

La Madre es la persona que se preocupa por sus hijos. Los alimenta, no con el alimento físico 

sino espiritual, pero sobre todo con el amor. Esta Madre nos alimenta con el amor de Cristo. La Madre alimenta siempre a sus hijos con las palabras del consuelo, de la verdad, de la sencillez. En este caso, María trae las palabras de su Hijo, escritas en la Biblia, para poder seguir llevándonos hacia la salvación. Y, como toda madre, cuando los hijos no la escuchan, ella repite sus palabras.  

¿Cómo ve usted Medjugorje, desde fuera, con respecto a nosotros que vivimos aquí?  
Veo la Iglesia viva, precisamente como Dios la quiere. Veo a las personas que están enamoradas de Dios, por María. Veo la práctica de la fe y la plenitud de los sacramentos. De 
manera especial el sacramento de la confesión, que es tan importante para la vida de la Iglesia.  

¿Desea dar un mensaje para nuestros oyentes y lectores ?  
La Bienaventurada Virgen María, de diferentes maneras, viene siempre a nosotros, porque no quiere perdernos. Estad siempre cerca de ella, ella es la Madre de la Iglesia. Orad el rosario. Mientras contempláis los misterios de la vida de Cristo, podéis convertiros en los misterios de vuestra propia vida. Sed conscientes de la importancia de la conversión, de manera especial en estos tiempos. Estad cerca al Señor, seguid confesándoos e id a la Santa Misa con ayuda de María. Con María, que os dice lo que es importante para vuestras vidas en estos tiempos. Para poder vivir en la sencillez y para que no os atropellen las cosas de la vida y para que guardéis lo que es el centro de la vida, a Dios, que es el alma de nuestra salvación.  


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