Pasó de ir a misa por obligación y a regañadientes a hacerlo a
diario y por devoción en cuestión de días. La hija del prestigioso
psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera, María Vallejo-Nágera, descubrió
en Medjugorje el amor de Dios. Desde entonces, lo tiene presente cada
minuto de su vida, también en su trabajo: “Si Tú me has dado el don de
la escritura, desde hoy sólo escribiré para ti”, prometió María hace
diez años.Y así lo ha hecho desde entonces.
María
Vallejo-Nágera no le gusta mucho dar conferencias. “¿Se dan cuenta? ¡Es
que no puedo dar charlas porque me paso el tiempo llorando!”, explica
risueña a la audiencia del Colegio Montealto de Madrid, al que María fue
para contar su historia, a explicar cómo su vida dio un giro de 180
grados en tan sólo tres segundos.
“Antes de empezar, les quiero decir que yo soy una conversa”. Aviso a
navegantes, una oración a la Virgen y comienza su historia.
“Llevo
casada 20 años, soy conversa desde hace diez y siempre he sido muy
feliz. Tengo dos hijas de 18 años y un niño de 11 y he tenido muchísimos
regalos de Dios. Unos padres maravillosos, alimento, educación…;
nunca me ha faltado nada, pero vivía muy alejada de mi fe”. María
Vallejo-Nágera reconoce que en su casa eran “católicos sociales”. “Mi
padre tuvo una enfermedad muy grave y se acercó muchísimo a
Dios; recuerdo que cuando estaba muy enfermo, me dijo que le llevara a
su cuarto el cuadro de un Cristo que estaba en el desván y yo pensé:
‘Pobre, fíjate lo que hace la morfina’. Entonces no tenía ni idea de lo
que me iba a pasar años después”.
Después era en 1994, cuando María vivía en Londres, con su marido y
sus hijos y se codeaba con la crème de la crème de la sociedad inglesa.
De repente, unas amigas comienzan a hablarle de un pueblo pequeñito de
Bosnia, Medjugorje. Organizan un viaje, al que María no va. “Lo primero
que noté cuando volvieron fue que seguían siendo las mismas, pero ya no
les apetecía ir todo el día de tiendas, a restaurantes caros… Pensé:
‘¡Qué aburridas se están volviendo!’. Ellas me decían: ‘María,
siendo católica, tienes que venir a Medjugorje’”.
Porque allí, en ese pueblito pequeño y feo había una comunidad de
franciscanos y se aparecía la Virgen desde el año 81. Por eso las amigas
de María, que se habían acercado a Dios en Medjugorje, querían que
‘la católica española’ fuera con ellas.
¿Por qué tienes miedo de mí?
Y lo consiguieron. “Estaba en un restaurante con ellas. Nunca
olvidaré ese día, acababa de publicar mi primera novela, que quedó
quinta en el Premio Planeta. Era una novela atea, que se metía con
el clero. Quedó a cinco puntos de ganar y yo me quedé sin cien millones
de pesetas. Hoy doy gracias a Dios por no haber ganado, porque esa
novela es divertida y mala, mala de maldad”.
“Estaban intentando
convencerme para que fuera con ellas. Yo decía: ‘¡Pero qué pesadas!…
De repente, y esto fue así, no me da vergüenza decirlo, escuché una voz
de mujer muy dulce que me dijo: “¿Por qué tienes tanto miedo de mí si te
estoy esperando?”. Se me cayó el tenedor; yo pensé: ‘Ha entrado una
camarera española’, pero no, no había españoles. Me giré y detrás de mí
estaba Mick Jagger, el de los Rolling, y no me pegaba mucho que él me
hubiera dicho eso…”. María lo cuenta en tono de humor, pero reconoce que
en ese momento pensó que se estaba volviendo loca. “Sin saber por qué
dejé el tenedor y dije: me voy con ustedes”.
“Subí al avión refunfuñando, pensaba que no pintaba nada allí y decía
‘la Iglesia es muy suya, éstos seguro que quieren sacar dinero!’”. Ésa
fue la María que aterrizó en Medjugorje; la que volvió a Londres era
muy, muy distinta. “El primer día estuve insoportable, el pueblo me
pareció horroroso, me aburrí mucho, pensaba en todas las cosas que tenía
que hacer…”. “Fui a la misa de la mañana, estuve haciendo fotos y
cuando terminó, nos dijeron: ‘Corran, que los videntes van a dar una
conferencia’. Me picó la curiosidad; iba corriendo para estar en primera
fila y ver cómo era el vidente, y en ese momento tan frívolo y tan
alejado de Dios viví tres segundos que han cambiado radicalmente mi
vida”.
“Iba andando y todo lo que estaba a mi alrededor se paró; los
pájaros, el ruido de la gente, como cuando se engancha una película.
Noté una necesidad increíble de mirar al cielo y en cuanto subí
los ojos, me invadió el cuerpo, el alma, absolutamente todo, un infinito
amor de Dios, un rocío de amor”. Es verdad que María se emociona en las
conferencias y llora. Pero se traga las lágrimas y continúa su
historia. “No tengo palabras para describir lo que sentí en esos tres
segundos, yo creí que me moría. Era un amor infinito, en ese momento el
amor que yo sentía por mi marido -que es lo que más quiero en este
mundo- se había quedado pequeñito comparado con ese amor que me había
caído del cielo. Creo que no notamos cuánto nos ama Dios
porque cualquier persona que lo note no quiere seguir viviendo, quiere
irse con Él”
Hambre insaciable de Dios
Tardó seis meses en contar esta experiencia a su
marido; incluso pensó que la pizza que había comido horas antes podía
tener alguna droga. María no se creía lo que le estaba pasando, pero “a
partir de aquel segundo”, cuenta que “tenía un hambre insaciable de
Dios”. Un sacerdote le dijo que había vivido una conversión “tumbativa”.
“Me sentaba delante de un sagrario y me quería quedar ahí toda la
tarde, de repente había que rezar el rosario en mi casa todos los
días…”.
Y por ahí -danzando- estaba un libro que se había quedado a las
puertas de ganar el Planeta y en el que María ponía ‘a caldo’ a la
Iglesia. A grandes males, grandes remedios. María
Vallejo-Nágera recompra los derechos de El patio de los ángeles y cambia
el final. “¡Ahora el cura
era buenísimo!”, reconoce sonriente.
era buenísimo!”, reconoce sonriente.
“Dije: ‘Nunca más, Señor; si Tú me has dado el don de la escritura,
desde el día de hoy sólo voy a escribir para Ti”. De Medjugorje volvió
una nueva escritora. Y con ella llegaron El castigo de los
ángeles(2001), Un mensajero en la noche (2003), Luna negra (2004), La
nodriza (2006) y Entre el cielo y la tierra (2007). Fue criticada por
las editoriales que antes la habían encumbrado (hoy su tercer libro va
por la 20ª edición), se sintió sola (hoy pide que no le manden
más amigos, porque no da abasto)… Ha vivido una experiencia, la de Dios,
que le ha hecho ser la María Vallejo-Nágera que llora en público y
emociona a la audiencia.
Su biografía, reflejo de una vida
María
Vallejo-Nágera, licenciada en Pedagogía por la Universidad Complutense
de Madrid, ha reflejado en su bibliografía la historia de su vida. De su
primera novela, “atea y mala”, a la última, sobre las almas del
Purgatorio, hay un camino de aprendizaje, de búsqueda y transformación.
En ese recorrido hubo una persona muy especial. “Un mafioso era uno
de mis íntimos amigos, mi vida estaba cambiando”, rememora la escritora.
El mafioso, ex mafioso ya, era Ralph, protagonista de ‘Un mensajero en
la noche’. Era un hombre peligroso, drogadicto, borracho y miembro de
una banda de mafiosos muy violenta. Pasó 14 años en prisión, donde se
convirtió, y dedicó el resto de su vida a Cristo. Al narrar su historia,
María escribió un best seller, un éxito rotundo que Ralph disfruta
desde el cielo. “Ralph, mi amigo del alma, se me fue al cielo. Sé que
este éxito no es sólo mío”, y María se vuelve a emocionar…
Fuente: Revista Alba
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