“¡Queridos
hijos! Con alegría en el corazón, a todos los invito a vivir su fe y a
testimoniarla con el corazón y el ejemplo en todas sus manifestaciones.
Hijitos, decídanse por estar lejos del pecado y de las tentaciones, y
que en vuestros corazones estén la alegría y el amor por la santidad.
Yo, hijitos, los amo y los acompaño con mi intercesión ante el Altísimo.
Gracias por haber respondido a mi llamada.”
R E F L E X I O N
El Papa Francisco acaba de decirle a los jóvenes en Brasil:
“Mantengan la esperanza, déjense sorprender por Dios, vivan la alegría." En este mes de Julio en su mensaje habitual del día 25, la Madre del
cielo, nos habla con “alegría” en el corazón; y es que la alegría, como
todos sabemos, no viene de fuera, sino que brota de dentro. Y es que
María, es la llena de gracia, la llena de Dios, la bendita entre todas
las mujeres. Para nuestra madre santísima es una satisfacción, es un
gozo, el dirigirse a nosotros, sus hijos, ¿para qué? Ella lo especifica
claramente: “para invitarnos a vivir nuestra fe”. Esa fe que recibimos
en el Bautismo, y que no basta con tenerla, sino que es necesario
vivirla, cuidarla alimentarla: No todo el que diga: “¡Señor, Señor!
entrará en el Reino de los cielos, sino aquel que haga la voluntad de mi
Padre que está en los cielos”.
Pero
añade: “y testimoniarla con el corazón y el ejemplo.” Cuando la fe es
auténtica, y no se busca racionalizarla, es como un fuego que se siente
en el corazón, y que quiere quemar, devorar, alcanzar, tocar a cada
persona, a cada alma, para decirle: “Dios te ama”, ámalo tú también. Y
ese testimonio, no se expresa solo en los momentos cultuales, como la
oración, la Santa Misa, la lectura de la palabra de Dios, sino como dice
nuestra madre del cielo, en todo nuestro entorno, social, familiar,
laboral, lúdico. Es como la respiración que no se puede suspender, pues
nos quedaríamos descerebrados. Una persona sin fe, como hemos dicho en
otras reflexiones, es un muerto que camina, que deambula sin rumbo fijo,
es un corcho en el mar, que se mueve al vaivén de las olas. El ejemplo
es el mejor medio pastoral para ganar a las almas.
Lo empleó Jesús que es nuestro modelo de pastoral y predicación:
”Comenzó a hacer y a enseñar", según nos dice el Evangelio. Lo que
predicaba lo avalaba con sus hechos, con su vida. Cuando hablaba de la
pobreza, la había vivido primero, y lo mismo dígase, de la humildad, de
la obediencia, de la caridad. Con todo cariño, la Gospa, nos llama
“hijitos”, y a esos hijos tan queridos que somos cada uno nos dice: Que
estemos lejos del pecado y de las tentaciones., pues pecado y alegría
son contradictorios.
El pecado nunca producirá “alegría,” sino todo lo contrario,
tristeza, amargura, desesperación. Recordemos las palabras de San
Agustín, cuando le dice al Señor después de su conversión: “Nos hiciste,
Señor, para Ti, e inquieto e inseguro está nuestro corazón, hasta que
no te encuentre a Ti. En el Padrenuestro, Jesús nos dice que pidamos, no
caer en la tentación. Los tres enemigos de nuestra alma, están sin
descanso atacándonos por si logran hacernos caer. El demonio no duerme,
no tiene vacaciones. ¡Y que todavía, haya personas, dentro de la misma
Iglesia, que no crean en los demonios! Esa es precisamente la mayor
victoria que el maligno está consiguiendo: Que no crean en él. Por si
alguno duda, le recomiendo que lea el Evangelio detenidamente, para que
vea las veces que Jesús nombra al demonio, al padre de la mentira.
Cuando existe esa lucha por no dejarnos llevar de las tentaciones, y
por consiguiente, no pecar, entonces sí que reinan en las almas, la
alegría y el amor por la santidad. Santidad y alegría dicen relación. Si
hay santidad hay alegría, y si hay alegría es porque hay santidad. Y
termino con las tres ideas del final del mensaje: La Virgen nos ama, nos
acompaña e intercede por nosotros ante el Padre, ante su Hijo y ante su
esposo el Espíritu Santo.
“Que el Señor les bendiga y proteja; que el Señor, les muestre su
rostro y tenga misericordia de vosotros; que el Señor les mire
benignamente y les conceda la paz. Amén.”
P. Manuel Hernández Morales
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